Bocígano, la esencia de La Tierra Media de Ayllón

Bocígano o «El Bocígano» es una pequeña aldea guadalajareña, pedanía de El Cardoso de la Sierra. Está ubicado en la Sierra de Ayllón, dentro de su Tierra Media y al SE del Macizo del Pico del Lobo. El pueblo se asienta a unos 1370 m de altitud, en lo alto de una atalaya al pie de la Loma de las Huelgas, desde la que se asoma al horcajo entre el Arroyo de las Canalejas y el río Berbellido.

La Tierra Media de Ayllón estuvo probablemente ya habitada en la época prerromana, pero de forma muy dispersa y errática. Esta situación se mantuvo en tiempos de los romanos, así como durante el periodo visigodo. Bajo la dominación musulmana, se inició una incipiente repoblación con tribus de bereberes de carácter pastoril. A partir de los S.IX y X comenzó la Reconquista, liderada por el Conde de Castilla Fernán González, quien recuperó Sepúlveda pugnando con Almanzor y le concedió su Fuero, así como por su nieto Sancho I y por Alfonso VI (S.XI). En los siglos sucesivos (XII y XIII), comenzó a repoblarse la Sierra de Ayllón con cristianos procedentes de Sepúlveda (Segovia) y comenzaron a establecerse los núcleos de población que hoy conocemos. Los más potentes por aquel entonces eran El Cardoso y Colmenar de la Sierra, que desde el año 1278 ostentaban la condición de «Villa» y estaban integrados en la «Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda». De Colmenar dependían la mayoría de pueblos de la zona: La Hiruela, Bocígano, Cabida, Corralejo, La Vihuela, La Hiruelilla o Hiruela Vieja y Peñalba de la Sierra. En el año 1368 (o 1373, según las fuentes), el territorio pasó a manos de la Casa de Mendoza, incorporándose al Señorío de Buitrago. Del año 1530 son los primeros escritos que nombraban al pueblo de Bocígano. Su nombre proviene de «buey» (lugar de bueyes), lo que no es de extrañar, dado que es un pueblo de tradición pastoril. Ya en el S.XVII, la comarca se asoció al Marquesado de Montes Claros, y así permaneció hasta el final del Antiguo Régimen y los Señoríos que propiciaron las Desamortizaciones del S.XIX. En 1834, La Hiruela, Peñalba y Bocígano dejaron de depender de Colmenar de la Sierra y obtuvieron su propio ayuntamiento. Anexas a Bocígano había dos pequeñas aldeas, El Bustar y Pinarejo, y ambas se incluyeron dentro de su municipio. En ese mismo año se realizó la actual división provincial española, en la que Colmenar, Bocígano, El Cardoso y Peñalba quedaron incluidas en la provincia de Guadalajara. En la primera mitad de S.XX, la comarca perdió muchos habitantes a causa de enfermedades y epidemias como la gripe española de 1916. Durante la Guerra Civil Española (1936-39), Bocígano quedó en territorio republicano hasta que fue recuperada por el bando nacional en 1939. A partir de los años 60, coincidiendo con la industrialización de Madrid, los habitantes de toda la zona comenzaron a emigrar hacia la capital, lo que condujo a una progresiva despoblación. La diáspora tuvo como consecuencia que en 1973 se reorganizasen los municipios, de forma que Colmenar, Corralejo, La Vihuela, Bocígano, Cabida y Peñalba pasaron a depender de El Cardoso. En 1981 se dotó por fin a Bocígano de infraestructuras, llegó la carretera asfaltada, la luz, el teléfono y el agua corriente. El Bustar y Pinarejo, las dos pedanías anexas, han desaparecido. La primera estaba unos 3 km al noroeste del pueblo, bajo la ladera S de Las Huelgas. La tradición oral afirma que, mediado el S.XX, la aldea fue víctima de una repentina despoblación, que fue causada por un fatal brote de gastroenteritis tras una boda. De sus casas no queda nada, pero sí están los rediles que utilizaban para resguardar el ganado, hoy conocidos como los Corrales de las Canalejas.

La aldea cuenta con una Plaza Mayor, conocida también como Plaza de la Iglesia o Plaza del Olmo. En el centro de la misma encontramos el árbol que le da nombre y junto a él, una fuente de piedra con doble caño llamada «del pilón». En realidad, el olmo actual es el sustituto de la «olma vieja» original plantada por sus vecinos hace más de 25 años (ver fotografía histórica abajo) y que secó allá por 1992.

En el extremo N de la plaza está la Iglesia de Santa María la Blanca, de estilo rural. Está rematada por una sencilla espadaña, en cuyo costado hay un curioso reloj solar.

La segunda fuente del pueblo está algo más escondida. La encontramos en el Camino del Cubillo, un sendero que nace de la trasera de la iglesia por detrás de un zarzo. Se trata de la Fuente del Cubillo, un humilde caño que sale entre las piedras del borde del camino.

Bocígano celebra sus fiestas de San Miguel o «La Machada» el penúltimo fin de semana de agosto. Parece que su origen hay que buscarlo en unas antiguas danzas vascas de rito pastoril. Los actos comienzan el viernes con la tradicional «Ronda» a las mozas solteras. El sábado, los hombres solteros del pueblo o «machos» se visten de pastores y salen a la plaza en cadena, agarrados cada uno al chaleco del que le precede. El último de ellos es el «zagal» y el primero, que los dirige con una vara, es el «mayoral«. Los machos corren de un lado para otro sin soltarse, haciendo violentos quiebros y requiebros emulando un látigo. La operación se repite en múltiples ocasiones separadas por descansos de varios minutos. Ya de noche, entre una y otra salida, los machos transportan enormes troncos hasta la plaza y los arrojan a una hoguera que han prendido previamente. Finalmente, los mozos son presa del cansancio. En ese momento, el mayoral y el zagal tiran en sentido contrario, los machos caen rendidos y un vecino les acerca una bota de vino para que beban. La jornada termina bien entrada la noche con una limonada popular. Al día siguiente, el domingo, los machos van pidiendo carne y pan por las casas, con los que se preparan unas buenas migas de pastor que ponen fin a las fiestas.

En Semana Santa se celebra otra fiesta popular, «La Paca y el Judas«, que dan nombre a dos muñecos de paja que son quemados en la plaza por los mozos del pueblo, que persiguen luego a los asistentes con ramas ardiendo.

El pueblo cuenta actualmente con un único bar llamado Casa Vito, que hace las veces de «club social» y que abre a discreción de su dueño, Juan Carlos. Éste le puso el nombre en honor a su padre, Victor, apodado «Don Vito».

Rutas de senderismo desde el pueblo

En los siguientes enlaces de nuestro blog puedes descubrir algunas de las muchas rutas de senderismo y alpinismo que se pueden hacer desde Bocígano:

Agradecimientos: A Juan Palomino Fernández, quién amablemente y entre risas, me ha contado tantas cosas del pueblo mientras compartíamos unos botellines en Casa Vito. 

Bibliografía y fotografías antiguas:

Wad-Al-Hayara, Revista de Estudios de la Institución Provincial de Cultura «Marqués de Santillana» de Guadalajara, nº 8, Año 1981, pp: 495-504. Director: D. Juan Antonio Suárez de Puga y Sánchez.

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