La Hiruela es un pequeño pueblo madrileño perteneciente a la Sierra de Ayllón. Está asentada a unos 1257 m de altitud, en lo alto de una pequeña loma que se desprende en dirección NE desde el Pico de Bañaderos. Su término municipal, junto a los de Prádena del Rincón, Montejo de la Sierra, Horcajuelo y Puebla de la Sierra, conforma la denominada Sierra del Rincón, un conjunto montañoso ubicado en la zona S de Ayllón.




Con respecto a sus orígenes, no existe ningún dato fiable sobre la fecha de fundación del pueblo, pero muy posiblemente, el asentamiento tuvo lugar entre los siglos XII y XIII, después de la Reconquista y coincidiendo con la repoblación de toda la Sierra de Ayllón por cristianos. Sus primeros pobladores debieron ser segovianos de Sepúlveda y originalmente estaba adscrita a la “Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda”, incluida dentro del Ochavo de la Sierra y dependiendo del municipio de Colmenar de la Sierra. En el año 1368 (o 1373, según las fuentes), el territorio serrano pasó a manos de la Casa de Mendoza, incorporándose al Señorío de Buitrago. De hecho, por aquel entonces a La Hiruela se la conocía como “La Hiruela de Buitrago”. El 20 de Abril de 1490, Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, concedió a La Hiruela, a Puebla de la Sierra y a El Atazar, el título de “Villazgo”, lo que le concedió cierta autonomía. Ello fue debido, más que a su importancia, a la dificultad de gobierno motivada por su lejanía y aislamiento. Su cañada obtuvo el rango de “Real”, lo que refleja su importancia ganadera por aquel entonces. Durante los siglos XVI y XVII, conservó su derecho sobre pastos, aguas, carbón, caza y pesca; y junto con Puebla y El Atazar, fue parte del “Quarto de las Villas eximidas“. En 1751 contaba con 220 habitantes, que se dedicaban a la agricultura, a la ganadería y a la apicultura. En 1834, al igual que Bocígano, Cabida y Peñalba de la Sierra, se independizó de Colmenar, obtuvo su propio ayuntamiento y se integró en la nueva provincia de Guadalajara. A partir de 1838, coincidiendo con la segunda división de las provincias, paso a pertenecer a Madrid. A mediados del S.XIX, el número de personas censadas se redujo a 128. Desde entonces, la población ha ido disminuyendo progresivamente, sobre todo a partir de mediados del S.XX, cuando fue víctima del éxodo rural y gran parte de sus vecinos emigraron a la capital. En 2021 contaba con 72 habitantes, siendo uno de los 5 ayuntamientos menos poblados de la Comunidad de Madrid.



De ella dicen que es uno de los pueblos más hermosos de Madrid, lo cual, desde mi punto de vista, es cierto siempre y cuando se visite un día de diario o inhóspito, que es cuando mantiene toda su esencia y sabor. Si vamos un día festivo o en fin de semana, el habitual gentío le quitará gran parte de su encanto.






Presidiendo la preciosa Plaza de San Miguel está la Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel (S.XVII) y frente a ésta, la Casa Consistorial.







A los pies de La Hiruela pasa el río Jarama, cuyas aguas movían antiguamente el molino harinero que abastecía al pueblo, uno de los edificios protegidos de la zona y en torno al cual se ha creado un Área recreativa.


El Molino harinero de La Hiruela es una antigua joya rehabilitada. Las primeras referencias históricas del mismo datan de la segunda mitad del S.XVIII. Fue propiedad comunal hasta 1888, año en el que fue vendido a un vecino de Torrelaguna. En los años sucesivos cambió de propietario varias veces, hasta que finalmente recuperó su carácter comunal al ser adquirido por 65 socios naturales de La Hiruela, los cuales representaban prácticamente a la totalidad de las familias del municipio. Se trata de un molino “de rodezno”, utilizado para la molienda de centeno, cebada y avena. Al contrario de la mayoría de los molinos de este tipo, que cayeron en desuso a lo largo del S.XX al ser abandonados o precintados como medida de racionamiento durante la posguerra, el de La Hiruela se mantuvo activo debido a su aislamiento hasta 1975, cuando coincidiendo con la apertura de una panadería en el pueblo, dejó de utilizarse. Su último molinero fue un tal Pablo Palomino, quien heredó el oficio de su padre. En 2001 fue restaurado con fondos de la Comunidad de Madrid y la Unión Europea.










Un poco más abajo, al pie de Montes Claros, se ubica el horcajo entre el Jarama y el Berbellido.


Otro de los pequeños tesoros de La Hiruela es su peral centenario, que encontramos a mano izquierda según entramos al pueblo por la calle Enmedio.
Hace unos 200 años, al abuelo de un tal Ángel Serrano se le ocurrió plantar un peral a la entrada del pueblo. Fue tal su desarrollo y el éxito de sus peras, que pronto propició la plantación de perales en toda la zona, aunque ninguno alcanzó el desarrollo y la longevidad de este ejemplar. Dicen que las peras que da están tan buenas, que hasta se les ha dedicado una jota del cancionero popular de la comarca. El peral, de unos 15 m de altura, es el de mayores dimensiones de Madrid y uno de los más grandes de España. Actualmente forma parte de la lista de “Árboles Singulares de la Comunidad de Madrid”, estando catalogado con el nº 304.



El agua para el riego le llega al pueblo desde dos pequeños arroyos, ambos afluentes del Jarama, que descienden por la ladera E del Bañaderos: el de la Umbría (al N) y el de la Fuentecilla (al S). El cauce del primero de ellos alberga una pequeña laguna donde se almacena el agua.


Rutas de senderismo desde el pueblo
En los siguientes enlaces de nuestro blog puedes descubrir algunas de las muchas rutas de senderismo y alpinismo que se pueden hacer desde La Hiruela:
- Circular entre La Hiruela y El Cardoso de la Sierra por la Senda de la Maleza y los Molinos del río Jarama
- Del Hayedo de Montejo a La Hiruela por El Cardoso, la Ermita de San Roque y el río Jarama
- Por el Cañón del Jarama entre La Hiruela y Colmenar de la Sierra (Montes Claros)
- De Colmenar de la Sierra a La Hiruela por el PR-GU 04 (Tierra Media de Ayllón)