FUENTE DE INFORMACIÓN: Cartografía del Instituto Geográfico Nacional, visor Iberpix 4. FOTOGRAFÍA: iPhone 11 Pro. ZONA: Tierra Media o Entorno de los pueblos abandonados de Ayllón - Sierra de Ayllón central, Sistema Central. DESDE: Aparcamiento junto a la Presa de El Vado (924 m), provincia de Guadalajara. CERCA DE: Tamajón, Retiendas, Valdesotos, Campillo de Ranas, La Vereda. ÉPOCA: septiembre de 2022. TIPO DE RUTA: raqueta. NIVEL DE DIFICULTAD: moderado. Datos descargados de GPS GARMIN Fénix 7: Longitud: 16,14 km. Desnivel acumulado positivo: 547 m. Desnivel acumulado negativo: 547 m. Punto más alto: 1149 m. Punto más bajo: 920 m. Tiempo empleado: 5 h 18 min (con calma y paradas para sacar fotos y marcar waypoints). Tiempo en movimiento: 3 h 54 min. MATERIAL: GPS, senderismo. TIPO DE FIRME: sendero, pista forestal. AGUA: no hay fuentes. Se cruzan los arroyos de Robledillo, del Royuelo, de la Vallosera y de Sierra Elvira o de los Nogales. SEÑALIZACIÓN: marcas del PR, letreros.
ITINERARIO:
Aparcamiento sobre la Presa de El Vado – PR-GU 18 – Arroyo de Robledillo – Barranco del Royuelo – Cerca Curaco – Hoz de Vallosera – Arroyo de la Vallosera – Chozo de La Aranzuela (1066 m) – La Vereda (1080 m) – PR-GU 18 – Molino de Vallosera – Puente de la Vereda (Arroyo de la Vallosera) – Mirador de La Vereda – Mirador del Ocejón – Barranco del Royuelo – Arroyo de Robledillo – Presa de El Vado.
Descárgate la ruta y accede a más información (mapas, waypoints, altimetrías, fotos) en el siguiente enlace de Wikiloc:
Del Embalse de El Vado a La Vereda: Circular por la Hoz de Vallosera y el Mirador del Ocejón (PR-GU 18)

EL ENTORNO:
Descubre más acerca de la zona en los siguientes enlaces de nuestro blog:
La Sierra de Ayllón
La Tierra Media o Entorno de los pueblos abandonados de Ayllón
La Vereda
LA RUTA:
La ruta de hoy es una circular entre el Embalse de El Vado y La Vereda.
Partimos del extremo S del Pantano de El Vado. Allí confluyen 3 carreteras: la que viene de Valdesotos, la que lo hace desde Retiendas, y una pista de servicio del Canal de Isabel II que sale de la carretera que une Tamajón con Campillo de Ranas y Majaelrayo. Nosotros llegamos por esta última, a día de hoy semiasfaltada y en regular estado, pero lo suficientemente bien como para llegar con cualquier tipo de coche.
El Embalse de El Vado está ubicado en el Curso Alto del río Jarama, al NO de la provincia de Guadalajara y en la vecindad de los pueblos negros de la Sierra de Ayllón. Fue inaugurado por Francisco Franco en 1954, tras unas obras que se prolongaron durante 40 años. Bajo sus aguas quedó hundido el antiguo pueblo de El Vado, a excepción de su ermita (Santa María del Vado), que se salvó por estar situada en lo alto de un pequeño cerro. El propósito inicial era destinar sus aguas al riego a través de la Real Acequia del Jarama, sin embargo, al poco de su inauguración, se cambió de idea y se decidió dedicarlas al consumo de la ciudad de Madrid, lo cual no fue posible hasta 1960, fecha en la que se inauguró el Canal del Jarama. Hoy en día, el pantano forma parte de la extensa red del Canal de Isabel II, siendo uno de los dos únicos embalses del Canal ubicados fuera de la Comunidad de Madrid (el otro es el de La Aceña, en Ávila).


La pista del Canal termina confluyendo con la carretera que viene de Retiendas en el Dique del Collado, donde se encuentra el aliviadero de la primera presa de El Vado, que algunos llaman “la falsa”. La rampa de este aliviadero dio muchos problemas de estabilidad, lo que obligó a construir el nuevo aliviadero del dique principal (año 1972). En la actualidad, sigue en malas condiciones, por lo que no se utiliza para aliviar las aguas sobrantes. Agazapados sobre las columnas centrales del mismo, del lado del Jarama, hay dos dragones, macho y hembra. Son los llamados “Dragones de El Vado“, están hechos de hormigón y tienen la edad del pantano. Dicen que los construyó el responsable de la obra porque formaban parte del escudo de armas de su familia. En los dos nervios laterales hay una cola pero sin cabeza, todo un misterio.







Un poco más adelante, pasado un pequeño túnel, está la Presa de El Vado, el dique principal. Tiene una altura de 69 m, está hecha de hormigón y es de tipo “gravedad”.




Siguiendo unos 300 m por la pista asfaltada, encontramos un pequeño aparcamiento ubicado junto a la torre de toma de la presa, donde dejamos el coche. Un panel adjunto explica la ruta del “Camino de La Vereda“, que parte precisamente de este punto.



Ya sea antes de empezar o al terminar, merece la pena encaramarse a un pequeño portachuelo que hay junto a la torre de toma por la vista de la presa.


El sendero (PR-GU 18) sale por la derecha del cartel, y tras desembocar y discurrir unos metros por la pista que va a La Vereda, la abandona y se adentra en el pinar de repoblación.




Comenzamos a subir guiados por las marcas blancas y amarillas propias del PR y enseguida cruzamos el Arroyo de Robledillo, prácticamente seco en esta época.




Pasado éste, el sendero serpentea entre pinos resineros y jaras, ganando progresivamente altura sobre la orilla O del embalse y regalándonos cada vez mejores vistas del Ocejón, cuya colosal silueta es la gran dominadora de los confines orientales de la Sierra de Ayllón.



Tras cruzar el Barranco del Royuelo, llegamos a una bifurcación donde termina prácticamente la subida. Por la izquierda será por donde volvamos. Ahora seguimos de frente hacia “La Vereda por Vallosera”.




A partir de ahí toca bajar. Primero, hacia la punta de Cerca Curaco, donde el PR vira hacia el O para sobrevolar el tramo final del Cañón de la Vallosera, que a esta altura enfila ya hacia su destino final, el Embalse de El Vado.



Y después, por unas ingeniosas zetas que arrancan frente a los cortados de El Tejo y que nos adentran en el corazón de la espectacular Hoz de Vallosera.



Abajo nos topamos con el Arroyo de la Vallosera, hoy seco 😢, que se pasa por unos pisones dispuestos a modo de rudimentaria pasarela. En época de gran caudal, imagino será complicado pasar.
El Arroyo de la Vallosera, a quien algunos dan condición de "río", es afluente del Jarama. Su nombre significa "Valle de los Osos", siendo mencionado en el "Libro de Montería" del rey Alfonso XI (1311-1350), donde aparece como la "Foz de Val Osera". Su pesca fue arrendada desde 1588 por el desaparecido Concejo de El Vado, según consta en los "Libros de Cuentas" del citado municipio. Nace a los pies del Pinhierro y la Loma de la Peña. Bajo el despoblado de La Vihuela se nutre de los arroyos del Pinhierro, del Acirate, de la Garganta, del Horcajuela y de la Pedregosa. Más abajo, en La Vereda, recibe las aguas de los arroyos del Tejoso, de Pajarejo, de las Cabañas, del Collado, Abajo, del Cerezo, de los Nogales o Sierra Elvira y del Cabecito. Su cauce, de unos 7850 m, discurre por un profundo cañón, encajonado entre peñas tales como el Recorvo de las Pilas de las Covachas, la Pozalloso, o Peña Bandoria, ya muy cerca de la Iglesia de Santa María del Vado, bajo la cual desemboca en el Pantano del Vado. Varios pontones permiten cruzarlo, como el del Vellío, el de la Tejuela, el de las Cortes (junto al Arroyo Abajo), el de La Vereda, y el de la Rezuela. Desde mediados del S.XX cuenta con un molino maquilero alimentado por un pequeño azud, ubicado junto a la desembocadura del Arroyo de Sierra Elvira y que estuvo en funcionamiento hasta la despoblación de La Vereda.




Al otro lado retomamos la senda, que asciende por el margen izquierdo del barranco. Normalmente, se puede ver abajo un pequeño azud del que se desprende una cascada, pero hoy no era el día.


La parte final de la subida discurre por un precioso robledal y luego de nuevo por un pinar, para culminar en el Chozo de La Aranzuela (1066 m). Hoy en ruinas, es famoso porque fue utilizado por Félix Rodríguez de la Fuente (naturalista y médico, 1928-1980) para grabar alguno de sus documentales. Desde allí ya se ve nuestro destino, la aldea de La Vereda.







Frente a la cabaña pasa una pista, que hacia la derecha conduce a la Iglesia de Santa María del Vado (unos 3 km). Nosotros seguimos por ella hacia la izquierda, pero solo 500 m, porque el PR ataja hacia la derecha pasando junto a un asombroso encinar. Entre sus ejemplares centenarios destaca uno, “la encina más alta de la Sierra de Ayllón” ( y si no lo es que me lo rebatan), cuyo tronco no logran abarcar 4 personas con los brazos extendidos.








Junto a ella encontramos las ruinas de una antigua majada, desde la que se tiene una vista privilegiada del despoblado.


Uno poco más adelante, el sendero desemboca en otra pista (la Carretera de El Vado), por la que giramos a la derecha y en 600 m llegamos a La Vereda (1080 m), uno de los pueblos despoblados, expropiados y abandonados más bonitos y mejor conservados de Guadalajara.





Primero nos asomamos al Barrio de Arriba, ubicado al NO.


Luego nos dirigimos a la Iglesia de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, a la que, tiempo ha, subía el cura de Tamajón a lomos de su caballo para oficiar misa. El templo consta de una sola nave con un pequeño atrio anexo y tiene una espadaña triangular con un solo vano para la campana.




Desde allí bajamos a la Plaza Mayor, que se llama así desde tiempos inmemoriales, y no con nombres de personas como reza un cartel puesto por algún advenedizo sin “memoria histórica”.




Callejear por La Vereda es retrotraerse al pasado e imaginar lo dura que podía resultar la vida allí, sin agua corriente, sin electricidad, sin calefacción y sin accesos.




En el extremo inferior, colgadas literalmente sobre el barranco, están las teinas, casillas que se utilizaban para guardar el ganado y que estaban separadas del núcleo habitado por motivos sanitarios.



Abandonamos el pueblo por su extremo SE retomando el PR-GU 18, que baja zigzagueando por la ladera hasta dar de nuevo con la pista que conduce al pantano.







Continuamos por ésta hacia la derecha para bajar hasta el río, poco antes del cual encontramos el antiguo Molino de Vallosera. Este molino “maquilero” fue construido a finales de los años 40 o principios de los 50 por los pocos vecinos que aún quedaban en el pueblo. Si siguiésemos por su antigua caz reconvertida en vereda río arriba (cosa que no hicimos), encontraríamos el pequeño azud que alimentaba el molino y que años después, fue utilizado por Félix Rodríguez de la Fuente como bañadero para los lobos que tenía allí cercados.





La pista cruza el Arroyo de la Vallosera por el llamado Puente de La Vereda, que bien merece ser contemplado desde abajo.





Al otro lado, comenzamos a subir suavemente. Tras 600 m, el carretil se bifurca al tiempo que pasa imperceptiblemente sobre el Arroyo de Sierra Elvira o de los Nogales. El ramal de la derecha sube al Collado de Hontanar (por el que bajamos de Las Centeneras en otra de nuestras rutas). Nosotros seguimos por la izquierda, disfrutando de una muy buena vista de La Vereda sobre el barranco, la cual es “oficializada” en un mirador con panel explicativo.







La subida culmina en el Mirador del Ocejón (1130 m), desde donde tenemos una magnífica panorámica del pico y del Cañón de la Vallosera muriendo en el embalse bajo la Iglesia de Santa María del Vado. Realmente, la vista es mejor desde un poco antes del mirador, ya que se ve el cañón totalmente extendido y la Tierra Media de Ayllón.








Aunque se podría hacer la ruta totalmente circular siguiendo por la pista, nosotros preferimos ser fieles al trazado descrito y seguir por el PR-GU 18, el cual, pasado el mirador, se desvía a la izquierda para descender unos 300 m por la ladera y reencontrarse consigo mismo sobre el Barranco del Royuelo.


Desde allí, completamos la ruta por el mismo camino de la ida.




Desde el punto de vista técnico, el recorrido carece de complicaciones a excepción del vado del Arroyo de la Vallosera, ya que si baja con mucha agua será complicado el saltar de piedra en piedra.
En resumen, una ruta preciosa y fácil, de obligada realización dentro de la Tierra Media de Ayllón. El pueblo es una maravilla y las vistas durante el recorrido no le van a la zaga, especialmente las de la impresionante Hoz de Vallosera y las del imponente Ocejón emergiendo por detrás del Pantano de El Vado. Mejor hacerla fuera de los meses de estío para ver los ríos con más agua, pero en cualquier caso, merece la pena.