Pocos lugares encarnan mejor la verdadera esencia de Ancares que el Valle dos Campos o Agüeiras, que ha permanecido milagrosamente inmune a la acción deletérea del hombre durante muchísimos años. He andado mucho por esta sierra y os puedo asegurar que la ruta que hoy os propongo está entre las 5 mejores de este maravilloso entorno. Se trata de una travesía de 23 km y unos 1300 m de desnivel acumulado positivo, que asciende al Cerro de la Pesca (o Flairín del Rebezo) y al Pico Miravalles desde Tejedo de Ancares. Primero remonta el Valle dos Campos pasando por el Acebal de Bustiella, La Brutieira y las campas de Os Chaos, luego recorre la Sierra de la Corredoira haciendo cima primero en el Cerro de la Pesca y luego en el Miravalles, y finalmente rodea la cumbre de este último por la Senda dos Cantoins para regresar a Tejedo por el mismo camino de la ida.
Partimos con las primeras luces del día de Tejedo de Ancares (960 m), la más alta de las aldeas del Valle de Ancares. Administrativamente pertenece al municipio de Candín (León) y cuenta con apenas 17 habitantes (datos de 2021). Dejamos el coche junto a la última casa del pueblo, en la salida hacia Pereda. Comenzamos cruzando el puente medieval, junto al cual se levanta un viejo molino hidráulico tradicional, recientemente restaurado.

Atravesando el pueblo llegamos a la Ermita de San Juan Bautista, uno los dos templos con los que cuenta Tejedo. A este los vecinos lo llaman “la iglesia”, para distinguirlo del otro, la Ermita de la Magdalena, que está 1,5 km carretera arriba. En su parte trasera está la Fuente “El Rubio”, donde merece la pena abastecerse de agua, ya que fuentes como tal no habrá más a lo largo del recorrido.




Entre la ermita y la fuente sale el sendero por el que arrancamos realmente la ruta. Se trata de un antiguo camino carretero que, tras pasar una valla, abandona el pueblo en dirección O bajo castaños, abedules, carballos y lameiros.


A los 400 m encontramos encontramos una bifurcación, en la que seguimos por la derecha. El ramal de la izquierda cruza la carretera y enlaza con el Camino de la Braña de Pereda y el Lourantín.


Enseguida cruzamos otra valla para el ganado y a partir de ahí el camino, invadido por pasto, escobas y brezo en clara señal de abandono, rodea el Alto del Campazón o de Verdi. Primero, paralelo al Valle de Ancares por La Herrería, desde donde se tiene una buena vista de la Ermita de la Magdalena y el Circo del Lourantín, Piedra de Miradelo y Verdíes.




Después, girando 45º a la derecha sobre el eje del río Cuíña, enfila el Valle dos Campos o Agüeiras, como se llamaba clásicamente al río Miravalles. Desde esta zona, conocida por el bonito nombre de Bostabel, se ve por primera vez el Miravalles asomando por detrás del Penedo dos Bois.

Al fondo de la misma, en el Alto del Tesón, la pendiente afloja y la panorámica se explaya, apareciendo al otro lado del río el Pina Neira, techo de Serra Bruteira.



Una nueva valla nos da paso a la Umbría de las Valiñas, en la que cruzamos un par de arroyos por sendos bosquecillos, los de la Valiña Clara y la Valiña Oscura, prácticamente secos en época estival.




A continuación, rodeamos el Monte de Suertes por terreno despejado. El brezo amenaza seriamente con tapar el camino, pero no nos impide admirar el valle y el rocoso Penedo dos Bois (o Peneo dos Boys), que nos tapa ya por completo la cumbre del Miravalles.



De repente, a los 5 km de ruta, el panorama cambia por completo. Entramos en el precioso Acebal de Bustiella, un bosque mágico en el que el tiempo parece haberse detenido. Su asombrosa virginidad, a salvo hasta de las botas del montañero, nos retrotrae a tiempos pretéritos, aquellos en los que Ancares era una tierra aislada de la civilización, de pueblos incomunicados durante el duro invierno y gentes recias dedicadas a la agricultura y al pastoreo. La gran frondosidad, entre la que apenas se filtra la luz, unida a la intensa humedad por la cercanía del río, crean un hábitat perfecto para la proliferación de acebos, que campan a sus anchas, decorando el bosque con sus hojas espinosas de color verde intenso. Aquí el camino da paso a un estrecho sendero, en el que a veces duele hasta pisar por no aplastar los brotes de acebo, que cruzan de un lado a otro cual tela de araña.




El único punto en el que no hay que confundirse es una bifurcación, que puede pasar desapercibida y en la que hay que seguir por la izquierda. A partir de ahí, la senda se torna pedregosa y empinada, pero empiezan a aparecer hitos que nos sirven de guía.


Tras contactar con el río Miravalles, pasamos bajo la rocosa y vertical pared occidental de Serra Cagaya, un cordal que se desprende en dirección S desde el Cerro de la Pesca hasta el Alto de los Forcadones.



A sus pies encontramos un precioso tejo sobre una poza y vadeamos el Arroyo de la Brutieira (uno de los dos ramales que confluyen para dar lugar al río dos Campos), junto al que nos salieron al encuentro unos preciosos caballos.





Un poco por encima alcanzamos La Brutieira o Braña Bruteira (1510 m), una extensa pradera al pie del circo conformado por el Penedo dos Bois, el Pico Miravalles, y las Serras da Corredoira y Cagaya. El chozo en ruinas nos evoca lo que otrora fue este lugar, una espléndida zona de pastoreo frecuentada por los vecinos del Valle de Ancares.

Al fondo a la derecha de la braña retomamos el sendero, que prosigue disimuladamente entre el matorral hacia Os Chaos, dos campas ubicadas más arriba, al NE de La Brutieira.


A la primera de ellas, llamada Chao de Abajo (1600 m), se llega abriéndose paso entre brezo, helechos y retamas. Hay que tener en cuenta que estos senderos los han mantenido abiertos las vacas, recorriéndolos diariamente en busca de las zonas de pasto de altura. Hoy en día, la gente que queda en las aldeas ha envejecido y les faltan fuerzas, o lo que es peor, ilusión para sacar al ganado. Sus descendientes, que han emigrado y solo vuelven al pueblo de veraneo, tampoco lo hacen, por lo que el monte está condenado al abandono.




La subida a la segunda campa, el Chao de Arriba (1664 m), es algo más diáfana pero también más pendiente. Lo de campa es un decir, porque ya casi ni se ve engullida por el matorral.


Allí la senda gira bruscamente a la izquierda en dirección NO. Tras unos metros un pelín difusos, en los que conviene tirar de GPS, afrontamos el tramo más duro de la ruta: unos 200 de dura ascensión por terreno rocoso y guiados por hitos, hasta alcanzar la Sierra de la Corredoira.



Una vez arriba, vemos a la izquierda la precima del Miravalles al final de su rocosa arista NE y también la Senda dos Cantoins, por la que luego rodearemos su cumbre.


La senda continúa por la derecha dirigiéndose hacia el origen septentrional de Sierra Cagaya y al Cerro de la Pesca, pero enseguida hace un quiebro hacia la izquierda para subir hasta la Portilla de Chagozos (1824 m). Abajo vemos la braña del mismo nombre y la laguna, hoy seca por los rigores del verano.




Desde allí atrochamos por la cuerda oriental de la Sierra de la Corredoira, disfrutando al N de una estupenda panorámica del asturiano Valle de Luiña, y al S del Valle leonés de la Vega, flanqueado al O por la Serra Cagaya y el Alto de los Forcadones.


En un visto y no visto nos plantamos en el Cerro de la Pesca o Flairín del Rebezo, una preciosa montaña bífida repartida entre dos Comunidades Autónomas. Curiosamente, su cima N (1872 m) es asturiana, mientras que su cima S (1866 m) pertenece a León. La frontera pasa justo por el collado que las separa (1863 m). La primera corona la espectacular cara O del pico, una pared escarpada y vertical que asoma a la Braña de Chagozos. Las vistas son impresionantes: al O el Miravalles, al NO el Valle del Luiña y al NE el Valle de Fornela (río Cúa).




La cima S, por su parte, es un balcón sobre el cordal principal de Ancares y el Valle de la Vega.


Tras deshacer lo andado hasta la portilla, continuamos por una trocha que recorre la Sierra de la Corredoira en dirección O y luego discurre a media ladera NE del Miravalles hasta el Collado de la Cabaña (1827 m).



Desde este paso de montaña, a caballo entre la Vertiente del Mingatón y la Braña de Chagozos, hemos ascendido en otra de nuestras rutas al Miravalles por las aristas N y NE, la vía más difícil y espectacular para hacer cima. En esta ocasión, optamos por hacerlo por la cara NO. Para ello tomamos una trocha en dirección SO, que primero se abre paso entre el brezo y luego por zonas de cervuno hasta el Collado de Miravalles (1897 m). Abajo a nuestra derecha podemos ver el Cinsa y la Cabaña do Mingatón.




Desde allí enfilamos la cumbre por la arista NO. La pendiente es fuerte pero son apenas 150 m.


La cima del Pico Miravalles (1966 m) es un lugar increíble, ya que al estar ubicada en el extremo NE del cordal medular de Ancares, es uno de los mejores miradores de la sierra y de sus confines septentrionales. Junto al desgastado vértice geodésico encontramos un buzón de montaña, un pequeño rebeco bajo un letrero con el nombre del pico, y un monigote similar a los que hay en otras cumbres vecinas como el Mustallar o Peña Orniz.


Las vistas son fantásticas se mire a donde se mire. En un día claro, como el que nos tocó hoy, se pueden incluso identificar Las Ubiñas hacia el E. Los nombres detallados de las cumbres vecinas se pueden ver en otra de nuestras rutas.




Iniciamos el descenso por el sendero que conduce a Serra Bruteira y el Puerto de Ancares.



Al llegar a la altura de El Acebal, donde un letrero indica “Miravalles 30 min”, nos desviamos a la izquierda por la Senda dos Cantoins.



Se trata de una trocha marcada por el IGN, que surca en diagonal la ladera SE del Miravalles. En general está abierta y bien definida, aunque hay tres puntos un pelín conflictivos. El primero está a poco de comenzar, en una densa área de brezo en la que las trazas se pierden durante unos 15 m.

El segundo es un tramo rocoso en el que se avanza bien pero no vimos trocha alguna. Es cuestión de seguir el rumbo con el GPS y fijarnos en el paso de Os Cantoins, que se ve claramente al fondo con la senda terminando en él.

Y el tercero es al final de una pradera marcada con un hito, en la que hay que buscar el paso bajo una pared rocosa y no tirarse hacia arriba del roquedo.


Superados los escollos, tan solo resta una pequeña subida hasta el paso de Os Cantoins, punto en el que la senda atraviesa la arista E del Miravalles para bajar hasta la Sierra de la Corredoira.




Una vez en abajo, enlazamos con el camino de la ida y regresamos por él a Tejedo de Ancares.


Descubre más detalles acerca del recorrido y de la zona en los siguientes enlaces de nuestro blog y de Wikiloc:
Pico Miravalles, Cerro de la Pesca (Flairín del Rebezo) y Sierra de la Corredoira desde Tejedo de Ancares
La ruta en Wikiloc
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