Embalse de Beleña y Ermita de Peñamira desde Muriel (Cañón del río Sorbe)

Esta semana volvemos a Guadalajara, esa gran desconocida, para descubrir otro de sus tesoros naturales: el Cañón del río Sorbe y el Embalse de Beleña.

El Sorbe nace en la Sierra de Pela de la confluencia de varios arroyos, pero no goza realmente de entidad hasta que recibe las aguas de los ríos Lillas y Zarza en el Hayedo de la Tejera Negra, y del Sonsaz bajo la aldea abandonada de Robledo la Mata. Su curso, de unos 72 km, discurre de norte a sur por la provincia de Guadalajara, en la que ha labrado un profundo cañón entre las montañas de la Sierras de Alto Rey y del Ocejón. Tras embalsarse en el Pantano de Beleña, ubicado entre Muriel y Beleña de Sorbe, desemboca finalmente en el Henares a la altura de Humanes.

La ruta que os propongo es una circular de 10 km entre Muriel (866 m), una pedanía de Tamajón ubicada en la orilla derecha del Sorbe, y la Ermita de Peñamira, un pequeño y austero templo levantado sobre el Embalse de Beleña.

La ida discurre por una cómoda pista que atraviesa el pinar del margen derecho del Cañón del Sorbe, pasando primero por los Altos de las Cabezuelas (933 m) y de Huelga del Tejo (951 m), y luego, tras cruzar el Arroyo de las Quintillas, por los Collados Rancho (968 m) y de los Yesares (893 m).

Embalse de Beleña y Cerro Bermejo (dcha).

Una vez en el pantano, rodeamos el Cerro Bermejo para llegar a la Ermita, que tiene en su especial ubicación su mayor encanto.

Cuenta la leyenda que, mucho tiempo atrás, en el S.XIII, la Virgen María salvó en este paraje a un caballero cristiano que se dirigía a Beleña, de morir a manos de los moros. Al parecer el Sorbe venía muy crecido y, viéndose perdido, el hombre se encomendó a la Virgen, quien lo elevó por los aires junto a su montura, pasándolo a la otra orilla. En agradecimiento, el noble construyó en el lugar una ermita de estilo románico rural. La Virgen se convirtió desde entonces en la Patrona del Señorío de Beleña, que incluye Arbancón, Aleas, Beleña de Sorbe, La Mierla, Torrebeleña, Muriel y los desaparecidos Jócar y Sacedoncillo. La iglesia primitiva tenía anexas dos caballerizas y un comedor para los romeros. Guardaba en su interior una talla románica de la Virgen sentada con el niño en sus rodillas, la cual desapareció en la Guerra Civil y fue sustituida por otra de escayola. También albergaba los restos de una imagen de Santa Apolonia, patrona de los dentistas y con gran fama en el S.XVIII. Cuentan que cada romero se llevaba una astilla de la santa como preventivo contra los dolores de muelas de la familia, por lo que al poco la imagen estaba llena de agujeros. En 1982, al construirse el pantano, la ermita quedó sepultada para siempre bajo sus aguas. En época de sequía, cuando el nivel del embalse está muy bajo, sus ruinas son todavía visibles. Gracias a la presión popular, en esa misma época se edificó la ermita actual, a unos 500 m de la original, mirando al Cerro Bermejo y de espaldas al pantano. Para ello se aprovecharon materiales de la anterior, como sillares y arcos. A su lado se construyó también un refugio para los romeros de estilo gaudiano, ya que los habitantes del Señorío acudían a menudo a honrar a su patrona y hacían noche. Hoy en día lo hacen todos juntos el último sábado de mayo, cuando celebran la tradicional Romería de Peñamira.

La vuelta se hace por una senda de pescadores que rodea el embalse. En realidad, discurre sobre el talud por encima del teórico nivel del agua, serpenteando entre matorrales por terreno algo incómodo y fragmentado. No obstante, en época estival, se puede ir pegados a la orilla, lo que es mucho más fácil.

El único tramo con cierta complejidad técnica es el paso del Barranco de las Quintillas, que antecede al estrechamiento de la cola norte del embalse bajo la ladera de La Muela. Ahí no se puede ir por la orilla, sino que hay que remontar primero la ladera sur del barranco, luego cruzar el arroyo buscando una zona favorable para ello, y finalmente ascender por la ladera norte. El vado hay que buscarlo lo más cerca del pantano posible, ya que cuanto más subamos, más dífícil es.

Superado el escollo, encontramos ya una senda perfectamente definida que remonta la cola norte del pantano bajo la vertical pared de Huelga del Tejo y después el Sorbe hasta las puertas de Muriel, al que entramos por la pradera de El Olmillo.