No han pasado ni cinco meses desde nuestra ascensión al Pico Catoute (2112 m) y ya hemos vuelto a él, víctimas de su embrujo. El magnetismo de esta montaña de la Sierra de Gistredo, la más mítica y emblemática del Bierzo Alto, es sin duda especial. En la otra ocasión subimos desde Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, remontando el Valle del Susano y la Vertiente de los Gallones, la vía más vertical. Hoy os propongo ascender por el Valle de Salentinos, una ruta más tendida y con unas inmejorables vistas de la cara norte del pico. Para hacerla circular, nosotros regresamos por la cuerda occidental del Macizo del Catoute, pasando por otros 7 picos (Las Calánganas, Alto de Calogán o de La Mayada, Fana Rubia, Los Corros, Abranal, Peña Roguera y Bóveda).
Partimos de Salentinos (1185 m), un precioso y recóndito pueblecito berciano, ubicado en el fondo del valle del río que lleva su nombre y final de trayecto de la carretera LE-4313, que lo une a Páramo del Sil. A la entrada, junto a una fuente, vemos un cartel que anuncia la el pico, cuya cima vemos asomar tímidamente en la lontananza por encima de la arista de Los Fueyos.

La aldea es característicamente longilínea, con sus casas dispuestas a lo largo de unos 500 m por el margen derecho del río. Dejamos el coche en el medio, en un entrante que hay a la derecha junto a un antiguo molino y un puente de madera. Al otro lado de mismo hay un agradable merendero y otra fuente donde nos podemos abastecer de agua.








Al fondo del pueblo giramos a la derecha y cruzamos por otro puente el río de Salentinos, también llamado de la Tejera. Un panel informativo nos describe la ruta, que inicialmente sigue el trazado del PR-LE 45, una senda que une Colinas del Campo con Salentinos pasando por la cima del Catoute.





El camino arranca como una pista ganadera que remonta el valle por el margen izquierdo del río. Tramos de subida se alternan con otros de descanso, con lo que es muy llevadero. Inicialmente cruzamos los arroyos de la Bobia y de las Cortichinas (casi secos en verano), entre los que hemos de ignorar un sendero a mano derecha por el que luego volveremos.




A continuación, tras pasar una cancela e ignorar una ramal que baja al río, pasamos sobre el Arroyo de Sagonis, que antecede a un tramo sombrío por un bosque de serbales, robles y abedules.




Al final de una larga recta en la que se abre el valle, obviamos un ramal hacia la ladera y pasamos sobre el Arroyo de las Chávanas, también llamado “de Chavanes” o “de las Llávanas” (“lajas de piedra” en leonés clásico). Este riachuelo, que se desprende desde la ladera N de Los Corros y el Fana Rubia, forma en época de deshielo una preciosa cascada al lado del camino.





Escasos metros más adelante encontramos a mano derecha la fuente de las Chávanas (año 1970) y sobre ella, el refugio de pastores del mismo nombre.


Un poco más arriba, tras pasar bajo los canchales de la ladera de Forcada y Abesedo y atravesar otra cancela, llegamos a la vera del río y unos 300 m después lo cruzamos por un puente que da acceso a la Braña de Salentinos.





Allí el PR gira a la izquierda para sobrevolar la campa, pasando por el Refugio de la Braña (1420 m) y un precioso chozo. Entre ambos, ignoramos un sendero que sube hacia los Altos de la Carranca y el Pico Valdeiglesias.






A partir de ahí seguimos subiendo suavemente paralelos al río, con las cumbres orientales de la Sierra de Gistredo, el Pico de la Rebeza o Peña Carnicera y La Cernella, como telón de fondo.

Pasadas dos fuentes, la del río de las Uitras y otra sin nombre cuyo caño surge entre unos troncos, divisamos ya el Catoute emergiendo por detrás de la arista de Los Fueyos.






Entre acebos de gran porte llegamos a otra braña denominada Campo de La Veiga (1535 m), presidida por las ruinas de un antiguo refugio de pastores y por un desvencijado redil.

En este punto el camino da paso a un estrecho sendero, que desde el fondo de la pradera asciende con bastante más pendiente por la Vallina del Carro o del Campo y cruza el río por tercera vez y última vez. El vado no supone mayor problema en época estival, pero en el deshielo puede tener su miga.

La subida por el margen izquierdo del río está guiada por las balizas del PR-LE 45 y es muy llevadera, ya que los tramos empinados se alternan con hasta 5 plateaus desde los que podemos admirar el precioso escenario. Al fondo vemos nuestro siguiente objetivo, el Collado Catoute (2026 m), que separa el pico que le da nombre del Alto de las Calánganas.

A nuestra izquierda se va desplegando progresivamente la arista NE del Catoute y su espectacular cara NO, la más escarpada y en la que se localizan los canales más verticales para ascender a la cumbre. La ladera, territorio del oso pardo, alberga la mayor extensión de arandaneras de todo el Alto Sil, y aunque un agresivo desbroce de hace años acabó con miles de ellas, ahora comienzan a rebrotar.

Y a nuestra derecha, la Hoya de los Fueyos, en la que se encuentran las lagunas del mismo nombre. Se trata de 5 charcas colmatadas de origen glaciar y carácter estacional, lo que implica que su existencia y apariencia varía en función de la época del año. Dos de ellas, las más pequeñas, se encuentran separadas del resto a mayor altitud. La más grande es la más baja, que se ubica al pie de una gran morrena frontal y de la que dicen, el agua se escapa a no se sabe dónde desde un misterioso sumidero central.




Una vez en el alto, giramos a la izquierda hacia el pico, al que llegamos en apenas 400 m ascendiendo por su arista SO. Hay una trocha bien definida, que en la parte final se empina y se vuelve más pedregosa.


La cima del Catoute (2112 m) está coronada por un vértice geodésico de hierro oxidón y un buzón de montaña. Dependiendo de la época del año, podremos ver o no un pequeño Belén, que la Peña de Montañeros Gistredo sube tradicionalmente cada Navidad desde el año 1970.


Las vistas, se mire a donde se mire, son impresionantes. A nuestros pies, los Valles de Salentinos o de la Tejera (al NO), del Susano (al SE) y de Cercedo Triseo (al S).






Hacia el NE, la cuerda hacia el vecino Pico de la Cernella y detrás, el Macizo de las Ubiñas.


Y hacia el O, la sucesión de picos que vamos a recorrer a continuación para volver a Salentinos, por detrás de los cuales se divisan en la lejanía Los Ancares.


Tras deshacer lo andado hasta el collado, comenzamos nuestro recorrido por la cuerda occidental del Macizo del Catoute siguiendo la senda cimera. Los dos primeros picos, el Alto de las Calánganas (2049 m) y el Alto de Calogán o de La Mayada (2039 m), se pasan en un visto y no visto.






La siguiente cumbre, el Fana Rubia (2006 m), es el dosmil más occidental del cordal. Pasar por su cima supone desviarse ligeramente de la senda, combinando pequeñas trochas con campo a través y pedreras.

Perdiendo notablemente altura y atravesando un canchal, llegamos a la Campa de los Corros (1923 m). Abajo a la derecha, vemos la Vertiente de las Chávanas y la Chagunona o Laguna de las Chávanas, todavía con agua a pesar de lo avanzado del verano.



Desde allí subimos al Alto de Los Corros (1989 m), un precioso pico con una escarpada y vertical cara N.


El paso por la siguiente montaña, el Alto del Abranal (1985 m), es totalmente opcional. La senda la deja a la derecha, trazando una diagonal desde la Campa del Abranal (1915 m) hasta Peña Roguera. Sin embargo, merece la pena pasar por su curiosa cima, que está coronada por una gran pedrera en la que se han levantado 5 hitos piramidales. Abajo a la derecha hay otra laguna colmatada, la Chagunina, pero en esta época estaba seca y no se identificaba.





El pico vecino tiene una altitud cruel (1999 m) y un nombre controvertido. En los mapas del IGN aparece como “Peña Noguera“, pero en los mapas clásicos del Alto Sil lo llaman “Peña Roguera“. El corto tramo de cuerda hasta hasta llegar a él es el más complicado de la ruta, nada del otro mundo, pero hay que atrochar negociando un canchal y sorteando un par de riscos.




En la cima retomamos un sendero al uso, por el que continuamos hasta el Pico Bóveda o Alto de La Bobia (1942 m), última cumbre de la ruta y donde encontramos otro vértice geodésico.




A partir de ahí ya es todo bajada. Primero por un camino ancho y pedregoso hasta el Collado de Sunida o de Chonida (1794 m), ubicado al pie del Alto del mismo nombre y a cuya izquierda vemos el Refugio de Pedrosillo.

Allí abandonamos la cuerda tomando un desvío a la derecha en dirección a Salentinos. La senda, inicialmente bien definida, bordea las pedreras falderas del Chonida y Peña Furada para bajar hasta la Braña de La Bobia (1640 m). Justo antes de la campa se difumina un poco entre brezo y retamas y hay que tener a mano el GPS por si acaso.



Luego afrontamos un tramo corto algo cerrado de matorral hasta alcanzar el Barranco de La Bobia, por el que seguimos descendiendo hasta una segunda campa.

Tras cruzar el arroyo, disfrutamos de una magnífica vista del pueblo antes de unirnos a un sendero que viene de Las Cortichinas, para terminar desembocando en el camino de la ida y completar por él la circular.






Descubre más detalles acerca del recorrido y de la zona en los siguientes enlaces de nuestro blog y de Wikiloc:
Pico Catoute desde Salentinos (Circular por Las Calánganas, Calogán, Fana Rubia, Los Corros, Abranal, Peña Roguera y Bóveda)
La ruta en Wikiloc
0 comments on “Pico Catoute desde Salentinos (Sierra de Gistredo)”