Circular por la ribera del Embalse de Riosequillo, la Ermita de Santiago y la Cañada de la Cerrada de Garay

FUENTE DE INFORMACIÓN: Cartografía del Instituto Geográfico Nacional, visor Iberpix 4.
FOTOGRAFÍA: iPhone 11 Pro.
ZONA: Valle Alto y Medio del Lozoya, Sierra de Guadarrama, Madrid.
DESDE: Cañada de la Cerrada de Garay, 1 km al SE de Pinilla de Buitrago, provincia de Madrid.
CERCA DE: Pinilla de Buitrago, Buitrago del Lozoya, Villavieja del Lozoya, Navarredonda, Gargantilla del Lozoya.
ÉPOCA: enero de 2021. Tiempo: soleado.
TIPO DE RUTA: circular.
NIVEL DE DIFICULTAD: bajo.
Datos descargados de GPS iPhone 11 Pro: Longitud: 8,16 km. Desnivel acumulado positivo: 67 m. Desnivel acumulado negativo: 67 m. Cota máxima: 1066 m. Cota mínima: 1007 m. Tiempo empleado: 3 h 06 min (con calma y paradas para sacar fotos y marcar waypoints). Tiempo en movimiento: 2 h 08 min.
MATERIAL: GPS, senderismo.
AGUA: no hay fuentes. Se cruzan múltiples arroyos.
TIPO DE FIRME: pista, sendero, campo a través.
SEÑALIZACIÓN: no.

ITINERARIO:
Cañada de la Cerrada de Garay o Cañada de Santiago – Desembocadura del Arroyo del Chorro (o de Pinilla) en el Embalse de Riosequillo – Cañada de Santiago – Embalse de Riosequillo – Ribera del embalse – río Lozoya – Zarzo del Molino – Las Culebrillas – Ermita de Santiago – Cañada de la Cerrada de Garay (o de Santiago) – Laguna de la Cerrada de Gascones – Centro Ecuestre Cerrada de Garay – punto de inicio.

Descárgate la ruta y accede a más información (mapas, waypoints, altimetrías, fotos) en el siguiente enlace de Wikiloc:
Circular por la ribera del Embalse de Riosequillo, la Ermita de Santiago y la Cañada de la Cerrada de Garay

EL ENTORNO:
Descubre más acerca de la zona en el siguiente enlace de nuestro blog:
El río Lozoya
La Sierra de Guadarrama

El EMBALSE:
El Embalse de Riosequillo se extiende por el Valle Medio del Lozoya, siendo el segundo de los 5 embalses que remansan el agua de este río madrileño desde su nacimiento, en la Sierra de Guadarrama, hasta su desembocadura en el Jarama. Fue inaugurado en 1958, en respuesta a la creciente demanda de agua originada por el aumento de la población de Madrid. Su presa es de gravedad y está hecha de hormigón. Tiene una altura de 56 m y una longitud de más de 1 km (1060 m), que la convierte en una de las más largas de España. En 1994 se la dotó de una minicentral eléctrica.

LA RUTA:
La ruta de hoy es una circular por la ribera suroccidental del Embalse de Riosequillo y la Cañada de la Cerrada de Garay.

Para comenzar esta ruta, nos dirigimos por la M-634 a Pinilla de Buitrago, pequeño núcleo urbano que comparte municipio con Gargantilla del Lozoya. Atravesando el pueblo hacia el E, desembocamos en la calle Buitrago, junto al Arroyo de Pinilla. La vía se bifurca: uno de los ramales cruza el arroyo y el otro se dirige paralela al mismo, por su margen derecho, en dirección al Centro Ecuestre Cerrada de Garay. Tomamos esta última opción, una calleja asfaltada que, descendiendo muy suavemente, pasa por delante del cementerio. Pasado el camposanto, se acaba el asfalto y la pista pasa a ser de tierra, convirtiéndose en la Cañada de la Cerrada de Garay, también llamada Cañada de Santiago por pasar junto a la Ermita del mismo nombre. Dejamos el coche en una amplia explanada que hay a mano izquierda, en el punto en el que el Arroyo de Pinilla desemboca en el Embalse de Riosequillo. Lo hace en una pequeña ensenada que hay en la parte central de la ribera N del embalse. Este río es en realidad el Arroyo del Chorro, conocido porque, aguas arriba, da lugar a la popular Chorrera de San Mamés, y que en su parte final toma el nombre del último pueblo que atraviesa. Lo primero que hicimos fue avanzar campo a través para asomarnos a la desembocadura, un bucólico y plácido rincón.

De vuelta en la cañada, pasamos sobre un pequeño riachuelo que muere en el embalse. Tras unos 300 m, en una curva a derechas en la que encontramos un letrero explicativo de “Las Dehesas Boyales”, abandonamos la vía pecuaria, desviándonos a la izquierda por un camino que arranca detrás de una barrera y que baja hasta la orilla del embalse.

A mano derecha, una trocha, hoy un tanto anegada, nos permite seguir caminando cómodamente por la orilla del lago, disfrutando de imágenes de postal.

Pasando bajo la Cerrada de Garay, nos topamos con otro arroyo que tuvimos que vadear para acceder a la parte más complicada de la ruta: el paso de una pequeña ensenada, en la que hay que trepar un poco por el talud meridional. Por momentos, parece que no va a haber paso entre éste y la valla metálica que limita la finca superior, pero sí que lo hay. Unos mojones de cemento nos sirven de referencia.

Superado el escollo, saltamos un pequeño murete de piedra para seguir avanzando por la pradera perimetral ante la atenta mirada de una colonia de cigüeñas.

Tras vadear otro arroyo próximo a su desembocadura, nos adentramos en la cola SO del embalse, la que recibe al Lozoya, en la que encontramos una preciosa ensenada que hace las veces de playa fluvial, acotada por el S por un muro de piedra.

Atravesamos éste por una zona en la que estaba medio derruido y volvimos a atrochar por la orilla del embalse, ahora por un terreno más pedregoso y con los árboles cada vez más cerca empujándonos hacia el agua.

Pasada una zona anegada en la desembocadura de otro arroyo, el creciente talud nos obliga a alejarnos de la orilla y subir un poco. Frente al Cordel del Verdugal, hay un espectacular mirador del embalse. Para mí, la vista más bonita de la ruta.

Alejándonos un poco del agua, saltamos fácilmente otro pequeño muro que nos dio paso a otra “cala” idílica.

A partir de ahí, perdemos de vista el embalse, sumergiéndonos en la espesura de la dehesa. Los árboles (fresnos, robles, encinas) “vestidos” de liquen de arriba abajo y el intenso verdor del musgo que tapiza las piedras hacen que parezca un bosque encantado. No es difícil avanzar, aunque a veces la trocha se diluye un poco entre el follaje y otras parece haber más de una opción.

Tras saltar otra valla de piedra, giramos hacia el O en una extensa pradera.

De seguir recto, como invita el sendero, terminaríamos en un barranco cercado por vallas, difícil de atravesar. Para superarlo, es mejor opción dirigirnos hacia el S, cruzar otros dos muretes (el primero un poco molesto porque tiene alambre viejo) y bajar hasta la cola del embalse para vadear el arroyo en su desembocadura.

Ya al otro lado, echamos una última mirada al Lozoya y comenzamos a remontar la ladera por un sendero, a cuya vera encontramos preciosos caballos pastando.

Una apertura en un muro nos da paso a un camino más ancho y poco después, a la altura de Zarzo del Molino, encontramos una bifurcación en la que tomamos el ramal de la izquierda (creo que ambos confluyen).

Con los Carpetanos salpicados de nieve al fondo, seguimos subiendo por la zona de Las Culebrillas hasta llegar a la Ermita de Santiago.

La Ermita de Santiago, Gargantilla del Lozoya

La Ermita de Santiago forma parte del grupo de construcciones bajomedievales de la Sierra Norte de Madrid. Fue levantada en piedra y ladrillo con anterioridad al año 1390, incorporando formas de las tradiciones románica y gótica con técnicas de albañilería mudéjar. Su ábside es de estilo mudéjar y la portada gótico mudéjar. Se cree que fue a lo largo del S. XVII cuando se produjo el expolio de la pila bautismal y las campanas, hasta llegar al estado actual de ruina, en el que todavía destaca su majestuosa espadaña-campanario.

En 2019, los restos de la Ermita de Santiago, ubicados al E del núcleo de Gargantilla del Lozoya, fueron declarados Bien de Interés Cultural (BIC) por la Comunidad de Madrid, convirtiéndose en el primer lugar con la categoría de Sitio Histórico de la región. Para entender el motivo, hay que remontarse varios siglos atrás, concretamente, al 26 de octubre de 1470, cuando la iglesia fue escenario de la representación de una de las mayores crisis sucesorias de la historia de España. Enrique IV de Castilla, por entonces enfrentado con su hermana, la princesa Isabel (quien se había casado y aliado sin su consentimiento con Fernando de Aragón rompiendo los términos del Tratado de los Toros de Guisando), acudió al Lugar de Santiago acompañado de su séquito de nobles para jurar que su hija Juana de Castilla (La Beltraneja, 1462-1530) era su legítima sucesora y heredera al trono. En el mismo acto, se oficiaron las capitulaciones matrimoniales entre el Duque de Guyena, hermano del rey de Francia, y la hija del rey de Castilla. Poco tiempo después, la muerte del rey supuso el detonante de una guerra civil ente los partidarios de ambas princesas, que terminó con el exilio de la Beltraneja a Portugal, desposeída de su rango, títulos y señoríos.

En el extremo E de la explanada que hay delante del templo está la señal de “Vía Pecuaria” de la Cañada de la Cerrada de Garay o de Santiago, un antiguo camino que comunica Pinilla de Buitrago con Gargantilla del Lozoya.

Tras un tramo inicial entre una espesa arboleda, la cañada discurre por una zona abierta salpicada de encinas, a cuya vera se extienden amplios prados en los que es frecuente encontrar ganado pastando (hoy incluso un imponente semental).

Posteriormente, el camino se va estrechando entre viejos bancales de piedra y, según la época, anegando de forma considerable. Hoy, en pleno deshielo, tenía tramos muy encharcados y otros en los que el agua corría cuál cauce de un arroyo. En realidad, solo cuesta cuando intentas no mojarte, pero cuando lo asumes, hasta disfrutas chapoteando.

Superado el trámite, pasamos entre la Cerrada de Garay (a la derecha) y la Cerrada de los Gascones (izquierda), donde encontramos un escondida pero idílica laguna.

Llegando a la Hípica Cerrada de Garay, acuden a saludarnos, desde ambos lados del camino, hermosos caballos que disfrutan de los excelentes pastos de la ribera del Lozoya.

Finalmente, pasado el centro ecuestre, dejamos a la derecha el desvío al embalse (por el que fuimos a la ida) y continuamos hasta el coche.

Desde el punto de vista técnico, el recorrido no deja de ser un paseo, con las salvedades de la corta trepada por la orilla del embalse, los múltiples saltos de vallas y el tramo anegado de la cañada.

En resumen, una ruta preciosa, corta y original, que nos muestra el lado más salvaje del Embalse de Riosequillo, recorre una antigua y hermosa cañada, y visita uno de los templos más famosos de la historia de España.