Pico Penarrubia desde Deva (Los Ancares gallegos)

FUENTE DE INFORMACIÓN: Cartografía del Instituto Geográfico Nacional, visor Iberpix 4.
FOTOGRAFÍA: iPhone.
ZONA: Sierra de Los Ancares, provincia de Lugo, Galicia.
DESDE: Deva, Lugo.
CERCA DE: Deva, Noceda, Cereixedo, Doiras.
ÉPOCA: agosto de 2014. Tiempo: lluvia y niebla. Tª: 10-18 ºC.
TIPO DE RUTA: lineal, ida y vuelta.
NIVEL DE DIFICULTAD: moderado.
Datos descargados de GPS GARMIN: Longitud: 15, 49 km. Desnivel acumulado positivo: 806 m. Desnivel acumulado negativo: 806 m. Cota máxima: 1820 m. Cota mínima: 1104 m. Tiempo empleado: 7 h. 
MATERIAL: GPS, senderismo (sin nieve). Raquetas, crampones (con nieve, hielo).AGUA: Se cruzan varios arroyos y el río de Brego.
SEÑALIZACIÓN: no.

ITINERARIO:
Deva (1104 m) – Ladera S de la Serra das Maseiras – Campa de Brego (1380 m) – Golada de Cardiadelos (1596 m) – Calangros de Brego – Penas de Verdía (1762 m)  – Penarrubia (1822 m), y vuelta por el mismo camino.

Descárgate la ruta y accede a más información (mapas, waypoints, altimetrías) en el siguiente enlace de Wikiloc:
Pico Penarrubia desde Deva (Los Ancares gallegos)

EL ENTORNO Y LA MONTAÑA:
Descubre más acerca de la zona y el Penarrubia en los siguientes enlaces de nuestro blog:
Los Ancares
Pico Penarrubia

LA RUTA:
Espectacular ruta que partiendo del pueblecito de Deva, lugar perdido en el corazón de los Ancares gallegos, se adentra en el Valle del río de Brego y asciende al Penarrubia (1822 m). El Penarrubia es el hermoso pico ganchudo que pone fin al cordal principal de Los Ancares en su extremo suroeste. A él se puede ascender desde varios sitios, como Campa da Braña-Albergue de Ancares, Vilanova do Pedregal, o Deva. A Deva se llega desde Becerreá, cogiendo la carretera que conduce a los Ancares. En Liber cogeremos en dirección Pontes de Gatín-Doiras. En Doiras nos desviaremos dirección Piornedo-Donis y un poco más adelante, cogeremos la desviación a Veiga do Seixo y desde allí seguiremos las indicaciones a Deva.

Salimos de Deva tras dejar el coche en un metido de la carretera antes de entrar en el pueblo. Pintaba mal el día, con orballo y niebla espesa. Pensando que era algo transitorio y que acabaría abriendo, decidimos emprender la marcha. Al fondo de la aldea cogimos una senda (en realidad la continuación de la carretera que llega al pueblo) que nos condujo por la ladera de la Serra das Maseiras en dirección a la Campa y el Refugio de Brego. El camino asciende inicialmente entre bastantes piedras sueltas y posteriormente se estrecha para discurrir entre helechos, dejando el río de Brego a la derecha, al fondo de un espectacular valle.

Tras 4 km llegamos a la Campa de Brego (1380 m), dónde en la fuente de Don Marcelino nace el arroyo de Brego. Atravesamos el río y al otro lado comenzamos una exigente ascensión por un espectacular sendero que nos condujo, entre robles, acebos, avellanos, fresnos y arces, hasta una campa situada a 1596 m (Golada de Cardiadelos). Desde el río hasta este punto son 1,2 km, en los que superamos 238 m de desnivel (pendiente media del 19%).

A la izquierda de la Golada de Cardiadelos (dirección NE) sale el cordal que lleva a la Golada das Brañas atravesando los Altos das Becerreriras, de Valongo y da Trapa. De frente tenemos el Valle de Tejeira. Desgraciadamente la niebla no nos dejaba ver nada. Nosotros giramos a la derecha (dirección SO) y nos incorporamos al cordal para subir al Penarrubia. Empapándonos con el matorral que nos llegaba por la cintura, atravesamos los Calangros de Brego, dejando a la derecha y abajo el Lago Forrón (invisible entre la bruma).

A 1762 m de altitud alcanzamos las Penas de Verdía y desde allí al pie del Penarrubia. Llegar arriba no fue fácil debido a la mala visibilidad. El ataque final a la cima (1822 m) hay que hacerlo bordeándola por la derecha, ya que por la izquierda nos caeremos al abismo. Nos hizo mucha ilusión subir con estas condiciones tan duras, pero nos perdimos las maravillosas vistas que hay desde la cumbre.

La bajada la hicimos por el mismo camino.

Pasado el río de Brego, la niebla levantó un poco y nos dejó apreciar un poco la belleza del valle.

Llegamos a Deva empapados como si nos hubiésemos metido en el río, pero satisfechos por la aventura vivida. La dureza de la ruta vino determinada por la distancia recorrida (15,5 km), el desnivel acumulado positivo de 800 m y sobre todo, por las condiciones. Prometimos volver con buen tiempo, pero aún así, fue uno de esos días que hacen más mágica y misteriosa esta sierra olvidada, en la que da gusto perderse y pensar que aún quedan lugares en el mundo en el que el silencio y la paz son los protagonistas.